Historia de las ciencias naturales en Tabasco, México.

Si buscas hosting web, dominios web, correos empresariales o crear páginas web gratis, ingresa a PaginaMX
Por otro lado, si buscas crear códigos qr online ingresa al Creador de Códigos QR más potente que existe


INTRODUCCIÓN

 

     La ciencia ocupa en la actualidad un lugar privilegiado dentro de la cultura occidental. Su desarrollo ha llevado varios milenios y abarca distintas aportaciones de diferentes pueblos y costumbres. En este espacio trataremos de analizar los logros obtenidos en el estado de Tabasco, localizado en el sureste de México, sobre algunas disciplinas conocidas como ciencias naturales, es decir aquellas relacionadas con el entorno físico, químico y biológico.

     Sin embargo, antes de emprender este recorrido histórico es necesario que expliquemos lo que entendemos por ciencia, pues de ello depende la validez o acierto de hablar de ciencia en la antigüedad. 

     Algunos autores se muestran renuentes a aceptar la aplicación del concepto de ciencia al conocimiento desarrollado por los pueblos antiguos. Por ejemplo, en un interesante artículo sobre las ciencias naturales en Mesoamérica y su relación con la alimentación, Vargas (1999: 35) expresa:

"El de ciencia es un concepto surgido de la llamada cultura occidental que tiene actualmente una connotación precisa emanada de su larga historia. Por lo tanto es comprometido plantear su existencia en pueblos de cultura diferente de la occidental, sobre todo si se trata de pueblos del pasado. (...)."

"No cabe duda de que los pueblos mesoamericanos tuvieron un complejo conocimiento sobre la naturaleza y supieron aprovecharla para su beneficio. Sin embargo, no estimo prudente hablar de ciencias naturales. Prefiero emplear el término sabiduría para denotar conocimientos y técnicas adquiridos gracias a la experiencia personal y colectiva, con frecuencia mediante prueba y error, pero que no fueron sistematizados en el sentido que hoy se acepta para la ciencia."

     Es de llamar la atención que a pesar de no aceptar la aplicación del nombre de ciencias naturales a algunos logros de los pueblos mesoamericanos, Vargas (loc. cit.) dé el título a su trabajo de "Las ciencias naturales en Mesoamérica y la forma en que se aplicaron en la alimentación". Por otra parte, ese mismo autor incluye un pie de página explicativo, donde dice:

"Reconozco que se ha abusado del término sabiduría, sobre todo al aplicarlo a los pueblos antiguos. Algunos atribuyen a los hombres del pasado conocimientos sumamente profundos, a veces obtenidos por medios sobrenaturales, y llega a afirmarse que dicha sabiduría contiene elementos que la ciencia no puede ni podrá explicar. Desde luego que no comparto esta visión errónea. Estoy seguro de que existen prácticas de los pueblos antiguos que no tienen un fundamento racional y que tampoco representan ventajas para el individuo, la sociedad o la naturaleza y, en cambio, son contraproducentes o nocivas. Sin embargo, no encuentro una palabra que refleje los conocimientos obtenidos por prueba y error y que son transmitidos por la cultura, independientemente de que la ciencia actual demuestre sus bondades o desventajas."

     Es claro que esta posición etnohistórica entiende el desarrollo de la ciencia como un proceso que no se aplica a todos los pueblos o culturas del mundo como tal, pero parece no percatarse de que el proceso cognitivo de la ciencia tiene un origen biológico que se remonta al propio cerebro humano y a su evolución desde ancestros animales que lograron nuevas pautas de conocimiento a través de la intuición, y la prueba y error. Desde que Charles Darwin demostró, hace un siglo y medio, que el hombre es una especie animal más, y no la perfección divina que le otorgó la iglesia durante tantas centurias, es generalmente aceptado que la evolución cerebral, un caso particular de la evolución general, implica un paulatino desarrollo de los procesos cognitivos que habrían de desembocar en el desarrollo de la ciencia. Ésta tiene sus más tempranas expresiones en los parientes antropoides del hombre, y su desarrollo ha sido común a toda población humana que haya sabido explotar su entorno. En la evolución humana, el desarrollo del intelecto ha ido en razón directa con la pérdida de capacidades defensivas anatómicas y fisiológicas, como son la posesión de garras, colmillos, gran tamaño, etc. Y estos procesos se han dado en cualquier población humana, aunque quizás no al mismo ritmo en unas y otras.

     Otro autor, Lindberg (2002:26), en su libro "Los inicios de la ciencia occidental", expresa un concepto diferente sobre la ciencia en la antigüedad, pues menciona que "la palabra  `saber´, aparentemente tan clara y simple, es casi tan difícil como el término `ciencia´. Efectivamente nos retrotrae a la distinción entre tecnología y ciencia teórica, discutida más arriba."(...). "Lo significativo es simplemente que las reglas prácticas por lo general pueden ser efectivamente empleadas incluso con una total ignorancia de los principios teóricos que subyacen a éstas. Se puede `saber cómo´ sin conocimiento teórico."

     Este mismo autor (Lindberg, op. cit., 35) llega a dos conclusiones:

"Primero, la invención de la escritura era un prerrequisito para el desarrollo de la filosofía y de la ciencia en el mundo antiguo. Segundo, la medida en que florecieron la filosofía y la ciencia en el mundo antiguo fue, en un grado significativo, una función de la eficiencia del sistema de escritura (teniendo la escritura alfabética una gran ventaja por encima de todas las demás) y de la amplitud de su difusión entre la gente."

     Queda claro que para Lindberg, logros como el complejo conocimiento astronómico de los constructores de Stonehenge, en Inglaterra, no forman parte del conocimiento científico, lo cual desde este punto de vista habría sido aplicable a la cultura Olmeca de Veracruz y Tabasco, si no se hubiera encontrado, recientemente, que fue un pueblo que ya conocía la escritura jeroglífica. Nuestra posición al respecto es distinta, pues consideramos que por sus orígenes, la ciencia aparece con los primeros esbozos de transformación del medio por parte del Homo sapiens (o quizás en especies emparentadas anteriores), que busca explicaciones a interrogantes que surgen de procesos cognitivos que paulatina y concomitantemente al desarrollo del cerebro, las manos, la posición bípeda, etc., lo diferencian del comportamiento instintivo de otros animales. En este tenor, no pretendemos que nuestro punto de vista sea el correcto o el más aceptado, sino únicamente fijar los límites, criterios y consideraciones que sustentan nuestro ámbito de estudio.

     Desde tiempos prehispánicos los habitantes del actual territorio del estado de Tabasco, en el sureste de México, desarrollaron conocimientos que pueden hoy identificarse como científicos, pues surgieron de procesos de observación y experimentación, logrados a partir de análisis cognitivos y conscientes. Los olmecas y mayas han dejado testimonio del conocimiento que desarrollaron de la naturaleza y de los fenómenos astronómicos. Con la conquista española, la amalgama cultural dió origen a la ciencia occidentalizada que ha predominado hasta nuestros días, fundamentada más tarde en el paradigma positivista que tanto éxito tuvo a partir del siglo XIX. En este espacio trataremos de reseñar algunos de los logros científicos principales obtenidos desde la época prehispánica hasta el tiempo presente.

     En este trabajo intentaremos revisar algunos de los principales hechos relacionados con la ciencia, a través del tiempo, en lo que constituye en actual estado de Tabasco, México, para lo cual hemos adoptado la siguiente división cronológica:

1) Época Prehispánica.

2) Época Colonial.

3) Época Independiente.

4) Época de la Reforma.

5) Época del Porfiriato.

6) Época Revolucionaria.

7) Época Moderna.

     Asimismo, intentaremos abordar la ciencia en sus disciplinas básicas (astronomía, geografía, física, química, biología y ecología) y con ellas algunas áreas especializadas, de las que se mencionarán brevemente sus características y fronteras, pero todo ello sólo en cuanto tenga relación con la historia tabasqueña. Si se hace referencia a la historia nacional o universal, ello sólo será como preámbulo para una comprensión más cabal de los límites de este ensayo.

     Por otra parte, aunque la tecnología se relaciona íntimamente con la ciencia, en determinados casos que habremos de revisar aquí será de capital importancia referirse a aquella, pero no es la finalidad de este trabajo enfatizar su papel en la historia científica tabasqueña. Por ejemplo, en los estudios de botánica y de zoología generales, la tecnología tiene una participación muy reducida, no así en el desarrollo de ramas de esas ciencias, como la genética vegetal, o la fisiología animal y áreas relacionadas con ellas, de reciente desarrollo en el estado. La utilización de instrumentos y equipos, que debería entrar en una definición de tecnología, aplicable a esas disciplinas sólo será atendida marginalmente y en cuanto se haga necesaria su referencia en torno a lo teórico.

BIBLIOGRAFÍA.

LINDBERG, DAVID C., 2002. Los inicios de la ciencia occidental. Editorial Paidós. Barcelona. 529 págs.

VARGAS, LUIS ALBERTO, 1999. I. Las ciencias naturales en Mesoamérica y la forma en que se aplicaron en la alimentación. En: Aréchiga, Hugo y Carlos Beyer (Coords.), Las ciencias naturales en México. Fondo de Cultura Económica/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México. Pags. 35-60.

 

 

Por favor, si requiere citar parte o todo el contenido de esta página electrónica, mencione la fuente:

OSORIO SÁNCHEZ, JAIME JAVIER, 2010. Historia de las ciencias naturales en Tabasco, México. http://www.cienciatabasco.mex.tl/.

 

© 2024 Historia de las ciencias naturales en Tabasco, México.

32954